jueves, 28 de junio de 2007

¿PARA CUANDO EL PRÒXIMO COMPLOT IDEADO POR EL GOBIERNO ARGENTINO..?

Publicado el 27 de June, 2007 en Opinión. Los elementos para predecirlo, ya están. El problema es a quien echarle la culpa. Y que la gente lo crea. Los militares ya no van más, la Bonaerense dejó de existir, tanto para lo bueno como para lo malo, la Federal se debate entre ser ella o la Porteña y la Gendarmería y la Prefectura están tan sobrecargadas de trabajo que solo quieren llegar a su casa y dormir. Solo les queda la Iglesia, pero esta hace caso omiso de maltratos y desplantes y sigue su camino, pese a sus problemas, más concentrada en restañar heridas que en devolver injurias, así que la búsqueda de complotados se hace cada vez más difícil. Si este no fuera un País en serio aceptaría que me preguntaran porque debe haber un complot, pero como es lo que es, debo decirles que la idea del complot para echar culpas a terceros es vieja como el País y es lo primero que se le ocurre a un energúmeno cuando las cosas no van como el las piensa. ¡Si todo estaba como envuelto para regalo!. Si el paquete se ha desvencijado, entonces alguien – nunca yo - debe haberlo hecho. Todavía hay argentinos que creen en el INDEC – la ministro de economía, por ejemplo - pero su candor queda hecho trizas a poco de recorrer una góndola de supermercado. Golpes de este calibre lo reciben los ciudadanos a cada rato, cuando baja la luz y se pierde su ”concierto” favorito por la tele, o cuando quiere hacerse un te para mitigar este frío de justicia y resulta que la cocina lo traiciona; porque la cocina, con la inveterada maldad que tienen las cosas inanimadas, ha sido diseñada para trabajar con un mínimo de gas. Si desesperado por la falta de te, café o calor quiere usarla para algo más drástico, aunque haya cerrado todas las ventanas y metido la cabeza en el horno solo se ganará un buen dolor de cabeza. La falta de inversiones energéticas no solo deja a los tacheros inmóviles, tampoco garantiza la posibilidad del sueño eterno por mano propia. No podemos decir que no hayan intentado de todo para que el envoltorio se mantuviera presentable. Así, gracias a la infame tendencia de los precios de irse para arriba, hemos vivido una película de cowboys con el Señor Moreno. En realidad era tan confuso el guión que no sabemos si él era el sheriff o el que robaba el banco, pero que era malo, ¡vaya si lo era!. No hay empresario argentino que por lo bajo y off the record no cuente a quien quiera escucharlo que fue intimidado, humillado, sometido y, quizás, hasta sodomizado por nuestro secretario de comercio interior. Nuestros empresarios, siempre listos para vivir del estado o pidiéndole a éste que desangre a alguien – a sus obreros o al campo, preferiblemente - para que puedan vivir de arriba como la cigarra, cuentan su triste historia de desamor con el secretario Moreno con el mismo tono de voz de un “travesaño” a su macho: ”!pegame pero llamame Marta!” . Pero, pese al “macho” Moreno los precios siguieron subiendo. Lentamente, el telón de ésta tragicomedia – en la Argentina nada es totalmente trágico, siempre hay una pizca de ridículo para que generaciones posteriores por lo menos le encuentren algo divertido – se va abriendo, y la velocidad a la que se abre es la que indica la urgencia de la aparición de un complot. Veamos un caso emblemático. Hay cientos, pero este es escandalosamente doloroso. Cuando estaba Duhalde, morían treinta chicos por día. Entre diez y doce de ellos por la desafortunada costumbre de no comer, o comer por debajo de las necesidades mínimas de un niño. Hoy, aunque los medios se cuidan de difundirlo, siguen muriendo chicos por esas patologías sociales. En realidad no sabemos como viene realmente este asunto porque la hermana presidencial se cuida muy bien de menearlo. Como, igualmente se cuidan de hablar de cuantos chicos desaparecen por día. Y no llevados por sus padres como prenda de revancha por un mal matrimonio sino que desaparecen para ingresar en un circuito de desamparo, droga y muerte que al más duro le pone los pelos de punta. Es cierto que también en este tema han tratado, con poco éxito, de corregir errores. Que no estemos de acuerdo en la forma no significa que no reconozcamos el aporte del ministro de salud que lleno de compasión cree que es mejor matarlos en el vientre materno para que no sufran el hambre, la miseria y la falta de oportunidades que este país en serio le ofrece a todos aquellos que malviven en la marginación. Pero pese al empeño que han puesto, a este paso, entre chicos desaparecidos, muertos por desnutrición o definitivamente perdidos para la sociedad, quizás lleguemos al fin de la presidencia de Néstor Carlos Kirchner a la mágica cifra de 30.000. Solo que esta vez, esta será verdadera. ¿Se dan cuenta porque hace falta un complot antes de octubre?

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