viernes, 29 de junio de 2007

ARGENTINA - PRESIDENTE DE FACTO

-----Varios juristas y otros comunicadores, pusieron de manifiesto en forma correcta, que el presidente argentino Kirchner había cesado en su mandato del día 25 de mayo último, a pesar de lo cual, continuó en ejercicio de la función, incurriendo en el delito penal de usurpación del poder. Sin embargo, los medios oficiales, silenciaron cuidadosamente el hecho, y los medios periodísticos “privados” captados por el gobierno, tampoco se hicieron eco, de la gravísima lesión al derecho y a la Constitución política del país que el suceso involucra. El presidente tampoco ha dicho una palabra al respecto y muchos juristas y personas comunes, se muestran indignados por lo que es -sin duda- uno de los mayores avasallamientos al derecho y al orden constitucional que se hayan perpetrado en la Argentina. Los que se exasperan y escandalizan ante la circunstancia que Kirchner no haya entregado el mando a la conclusión de su mandato y continúe en un cargo que desde el 25 de mayo detenta ilegítimamente, pierden de vista que el presidente asumió dicho cargo también en contra de lo que la Constitución preceptúa al respecto. En efecto, en tanto la Constitución exige un mínimo del 45 % de los votos (Art. 97 de la Constitución de la Nación) o -en su caso- el 40 % y una diferencia mayor a 10 puntos porcentuales respecto de la fórmula que le siga en número de votos (Art. 98 ídem); Kirchner apenas obtuvo un 22 % según las cifras oficiales y según datos posteriores, fue escasamente, tan solo un 16 %. -Pese a este hecho –que, por cierto, no fue, en su momento, ningún secreto, sino todo lo contrario- Kirchner asumió, campechana e ilegítimamente como ya hemos visto, la presidencia. En términos claros, concretos y sencillos –y, además, jurídicos- Kirchner usurpó el cargo desde el primer día, es decir, desde la parodia de la toma de posesión. En cualquier país civilizado, el hecho hubiera desatado un escándalo de proporciones tan enormes, que el sujeto hubiera sido obligado al día siguiente a abandonar el cargo y aun luego, a ser sometido a las acciones penales pertinentes. Sin embargo, en Argentina, que es el reino de lo posible y de lo inimaginable, nada de ello sucedió. El Sr. Kirchner siguió gobernando como si nada, como quien no quiere la cosa. Algún despistado podría llegar a preguntar “pero al fin de cuentas ¿no hizo un buen gobierno?”. Si bien ello –de haber ocurrido- de ningún modo lo legitimaría (los delitos -como cualquier abogado penalista bien lo sabe- no se “sanean” mediante las conductas posteriores al hecho) habría que contestarle a quien eso pregunta, con una gran y sonora carcajada, lo suficientemente elocuente como para que no le quede duda de cual es la respuesta correcta. Hoy, no me cabe ninguna duda, que el gobierno de Kirchner fue uno de los peores gobiernos –que ahora, en una perspectiva histórica-ha tenido el país, sea cual fuere el ángulo que se examine, ya sea lo económico, lo educativo, lo social, lo político, etc. el balance no podría ser mas negativo. Siempre en perspectiva histórica, sigo convencido que el peor gobierno civil que tuvo la Argentina fue, a no dudarlo, luego del de Isabel Perón, el de Raúl Alfonsín (muy olvidado por el momento), pero aun así y en sus primeros tramos, el gobierno de Alfonsín tuvo un apoyo popular que de ningún modo tuvo ni tiene Kirchner. Ningún sostén popular, por muy grande que fuere, autoriza a ningún gobierno a cometer desmanes y tropelías contra el pueblo que le eligió, sea por ignorancia o incapacidad de los gobernantes o por las razones que fueren. Menos aun, quedan autorizados esos gobiernos a vejar al pueblo con su incompetencia o autoritarismo, cuando el gobierno en cuestión, no fue elegido por nadie, porque, como sabemos, un 22 % de los votos en una democracia, es como decir lo mismo que nada. Y Kirchner apenas obtuvo un mísero 22 %.
Cierto es que, como he dicho reiteradamente en otras partes, el pueblo argentino sufre de una candidez e ingenuidad política que no sé si tendrá comparación con la de algún otro lugar del mundo, posiblemente, si la tenga, pero a los efectos que nos ocupan ahora, no tiene demasiada importancia saberlo. Huérfano del apoyo que debería darle la democracia (apoyo que se mide en votos) el gobierno Kirchner echó mano a un ingenioso recurso para sostenerse en el poder; el del efecto mágico y casi místico que las encuestas de opinión ejercen sobre la masa de los argentinos. Durante casi todo el trayecto de ese “gobierno” se bombardeó repetidamente a la ciudadanía con “encuestas” de muy dudoso origen y ningún dato cierto ni fehaciente sobre su confección y elaboración, cuyos “resultados” en todas ellas, daban diferentes porcentajes (todos muy favorables) SIEMPRE de “imagen positiva” del gobierno. Una ojeada al pasado, permite advertir que este ha sido -prácticamente- el único argumento que permitió al gobierno Kirchner continuar en el ejercicio del poder.La fórmula podría resumirse así:1 EP + 1 CG-PDR -Donde : EP es igual a 1 porción de encuestas positivas + CG es igual a 1 buena dosis de credulidad de la gente en las encuestas = permanencia en el poder (PDR).-Esta de mas decirle al lector que jamás creí en el rigor, seriedad, ni menos aun en la veracidad NI en los “resultados” de dichas encuestas, profusamente publicitadas con bombos y platillos en todos los medios masivos de comunicación, siempre he recomendado en materia política una sana dosis de escepticismo, mas cuando de Argentina y argentinos se trata. En su lugar, me he manejado con los hechos, la observación y el más puro raciocinio para analizar los acontecimientos políticos, sociales y económicos. Entonces, los resultados no pueden ser sorprendentes: 1) sin respaldo constitucional (accediendo al poder sin los votos necesarios para ello y muy lejos de esos votos necesarios); 2) con encuestas falsas (o, en el mejor de los casos, de dudosa procedencia y veracidad), no puede ser de extrañar que el gobierno Kirchner haya ejercido el poder con toda la prepotencia, altanería, soberbia y pedantería que puede exhibir un verdadero autócrata. Tampoco puede, entonces, llamarnos la atención que se obstine en permanecer en el poder por medio de las mismas vías. No es que hoy Kirchner sea un presidente de facto porque no se retiró de su “cargo” el 25 de mayo pasado como ordena la Carta Magna (lo que es cierto). No. Ha sido un presidente de facto desde el primer día que asumió el cargo y durante la totalidad de su “función” (que no fue “mandato”, en términos jurídicos constitucionales).-Se impone, pues, la siguiente conclusión : Si a Kirchner no le importó violar la Constitución nacional para asumir un cargo para el cual no había sido electo, ¿puede ahora llamarnos la atención que se obstine en permanecer en el cargo cuando esa misma Constitución le está indicando claramente que ha fenecido en el mismo el 25 de mayo pasado?. Quien se maneja en la ilegalidad y en la falta de respeto al derecho, a las instituciones y al prójimo, no se detiene ante ningún escollo legal, sino que remueve el escollo y todo cuanto se le ponga por delante. Ese es el estilo prepotente de gobierno de Kirchner. Sujeto que carece de cualquier clase de autoridad legal, y más aun de autoridad moral para cualquier cuestión, como criticar a gobiernos de facto, cuando se forma parte de uno y se ejerce de facto el poder como lo ejerce Kirchner.

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