lunes, 21 de enero de 2008

El redículo acto del Sr.,Kirchner....!

Las Farc corrieron ese riesgo y perdieron, mientras el Gobierno obtuvo una contundente victoria.
Dicen las crónicas que cuando subió al avión presidencial (apodado “Tango”) para emprender el regreso a Buenos Aires desde Villavicencio, el ex presidente Kirchner no podía disimular su disgusto por tener que hacerlo con las “manos vacías” tras el rotundo fracaso del publicitado operativo de entrega de tres secuestrados. Toda la cohorte de enviados de los gobiernos extranjeros que acompañaron en su aventura seudo humanitaria al coronel-Presidente hizo el ridículo, pero quien se llevó el maillot amarillo en esa materia fue sin duda el argentino, capitán del equipo “garante de la transparencia” del operativo ideado por Chávez y Marulanda, ridículo que no sólo hizo aquí sino que continúa haciendo en su país, justificando lo injustificable para responder a las críticas que le han llovido por prestarse a semejante farsa.

De farsa lo califican muchos comentaristas, en Colombia y en el exterior, entre otros, el editorialista de El Nacional, de Caracas (reproducido por La Nación, de Buenos Aires), que a pesar de la censura hace un severo enjuiciamiento del papel de Chávez y sus colaboradores, que nos permitimos citar porque nos releva de calificativos que pudieran tomarse como demasiado apasionados de nuestra parte, pero con los que estamos completamente de acuerdo: “... Durante una semana fuimos sometidos a un suspenso y a un circo sin precedente en gestiones de esta naturaleza. Primero fue el anuncio de la decisión ‘humanitaria y unilateral’ de las Farc, como un gesto de desagravio al presidente Chávez. Luego, la invitación a comisionados internacionales, y por último, la entrega de las secuestradas, en un lugar cuyas coordenadas revelarían las Farc a último momento. Todo resultó una gran farsa, que dejó al descubierto la clase de showman que tenemos por mandatario. Valga decir, una personalidad histérica ocupada permanentemente en llamar la atención sobre sí mismo”.

Continúa diciendo El Nacional que Chávez “había ideado un plan maestro para no sólo trasladar a los rehenes, sino también para grabarlos, fotografiarlos y hacer una película con el cineasta estadounidense Oliver Stone, a la vez que dejaba en ridículo al presidente colombiano, Álvaro Uribe. Éste último, como gran ajedrecista, movió mejor sus piezas y dejó mal parado a su par venezolano”. Luego fustiga al coronel-Presidente por pretender reunir a los familiares y a los liberados en Caracas, tras cinco años de secuestro en la selva, para “convertirlos en artistas de un show innecesario e inhumano, o en protagonistas de una estrategia internacional de relaciones públicas destinada a restaurar su deteriorada imagen”. Enseguida, lanza un mandoble irónico, que igual le cae a Chávez como a su conmilitón principal: “Y lo más cómico: embarcó en la aventura a comisionados internacionales de todo tipo, encabezados por el ex presidente argentino Néstor Kirchner. Los llevaron hacia Villavicencio, que es lo más parecido a pasar unos días en un sauna. Pero, como diría Kirchner, petróleo con sudor se paga”.

Ya saben los lectores cómo terminó la tragicomedia de la “Operación Emmanuel”, después de varios días de infructuosa espera de las tales “coordenadas” donde supuestamente serían entregados Clara, Emmanuel y Consuelo. El 31 de diciembre el presidente Uribe destapó la patraña de las Farc, dijo que no era cierto que la entrega hubiera sido impedida por operativos del Ejército y que la hipótesis que tenía el Gobierno era que la demora se debía al hecho simple de que las Farc no tenían el niño.

El Presidente de Colombia tenía la razón. El estudio de Medicina Legal liderado por el genetista Pedro Franco y revelado ayer por el Fiscal Iguarán, concluye de manera preliminar: “Cotejadas las muestras de sangre de Juan David –el niño encontrado en el hogar de paso del Bienestar Familiar en Bogotá proveniente de San José del Guaviare y con las características de Emmanuel – de doña Clara González de Rojas y de Iván Rojas González, hermano de doña Clara Rojas, cotejando las muestras se establecieron concordancias, rasgos comunes altamente específicos, que permiten afirmar que hay una muy alta probabilidad de que Juan David pertenezca a la familia de doña Clara González de Rojas”.

Con ese dictamen y con todo lo que se ha revelado de las precarias condiciones de salud en que el niño fue entregado hace dos años por un supuesto tío abuelo al hospital de San José de Guaviare, queda demostrado en una forma contundente, definitiva, que las Farc no solo son absolutamente inhumanas en el trato que le dieron a Emmanuel, que fue rescatado en forma anónima por las instituciones colombianas, sino que además de eso pretendieron engañar a todos los que les creyeron su novela de falso humanitarismo. El balance del episodio arroja una claridad absoluta sobre el hecho de que las Farc son en este momento un grupo derrotado en forma contundente y arrinconado completamente por las FFAA y el Gobierno colombiano, a la vez que repudiado por la sociedad colombiana por su catadura criminal.

Las Farc están tan escasas de poder que decidieron gastar el resto de credibilidad que les quedaba de épocas remotas, con el anuncio de liberación de las tres personas, que implicó tomar un riesgo inmenso porque pensaban que iban a poder reclamar a Emmanuel en donde lo habían dejado hace tres años. Pero no contaban con que el ICBF demostraría aquí un alto grado de sensibilidad y eficiencia para atender al niño adecuadamente, ni tampoco con la inteligencia del Estado que, a pesar de su fallas, esta vez se anotó un triunfo extraordinario en el seguimiento y armado de las piezas clave de la historia de Emmanuel. Las Farc corrieron ese riesgo y perdieron, mientras el Gobierno colombiano tiene motivos de plena satisfacción por su contundente victoria.

Chávez y compañía han sufrido, en cambio, un golpe fenomenal a sus ansias de figuración, pero en el desfile de la ridiculez no es el inspirador de la farsa el que se lleva el primer lugar sino el señor Kirchner, porque, a diferencia de aquél, no tenía motivos personales de acritud contra el gobierno colombiano y a favor de la guerrilla. Y no dudamos de que los argentinos se la cobrarán a él y a la flamante Presidenta.

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